lunes, 21 de enero de 2013

Adaptación del cuento “la princesa y los bandoleros”

Griselda y los enanos
Había una vez, hace mucho tiempo, en este mismo sitio donde nos encontramos, un reino, el más grande y poderoso de los reinos que existían, que era gobernado por un rey bondadoso y justo. Nuestro rey estaba casado con una mujer muy hermosa de la que estaba profundamente enamorado. Este reino había soportado grandes crisis y guerras, pero siempre siguieron adelante gracias a la sabiduría y astucia del rey y el apoyo que le daba la reina. Llegó un momento en el que los reyes decidieron que querían tener niños, y al poco tiempo la reina se quedó embarazada y nació su hermosa hija, la llamaron Griselda y el pueblo la llamo la princesa Griselda la pacífica, puesto que había nacido en tiempo de paz. Como regalo por su nacimiento, los sirvientes regalaron a la princesa en presencia de los reyes, un collar con el retrato de su madre y su padre.
Nuestra querida princesa, creció con alegría y amor. Ella era una niña muy amable y buena, trataba a todos sus sirvientes con respeto y cariño y siempre intentaba ayudar a los más necesitados. Ella nunca se separaba de su collar, cuando sus padres tenían que salir de viaje o cuando estaba triste le gustaba contemplar sus retratos del collar para sentirse mejor más fuerte.
Cuando ya tenía edad sus padres contrataron a un profesor para que le diese clases de matemáticas, historia, lengua y muchas otras lecciones que debía aprender. A Griselda le encantaba sus clases, no solo por lo que aprendía, también por su profesor que era muy gracioso. Este hombre era completamente distinto a los que la princesa veía todos los días en el palacio o entre el pueblo, era muy bajito, casi no legaba a un metro de altura, gordo como una bola con un gorro que le cubría hasta las orejas, una nariz rechoncha y grande, y una barba muy larga de color gris y picuda. Se llamaba Grumper.
Cuando llegó el invierno, el más helado sin dudar de todos los inviernos, la reina cayó enferma, los médicos no podían hacer nada para salvarla. El palacio se sumió en un gran silencio y tristeza, la reina iba a morir. Una noche la madre de Griselda la llamó para hablar con ella:
-          Querida Griselda, ya sabes de mi enfermedad. Solo quiero que sepas que te quiero con todo mi corazón. Lleva siempre el colgante con nuestros retratos y siempre estaré contigo.
Griselda no podía contener las lágrimas, le dio un abrazo a su madre y se fue con el profesor Grumper que no se separó intentando consolarla. Esa misma noche la reina murió.
Al día siguiente se realizó el funeral, todos los que asistieron lloraban por la muerte de la reina, aunque había una persona que no lloraba. Una mujer de pelo negro y rostro pálido pero de una gran belleza estaba en el funeral, pero no lloraba. Esta mujer era cruel y despiadada y cando se enteró de la noticia de que el rey se había quedado sin reina aprovecho la ocasión para conocer al rey y que este se enamorase de ella. A nadie le gustaba aquella mujer, era extraña y no trataba bien a la gente, pero ella se mostró gentil con el rey y en un año el rey acabó casándose con ella. Todo el mundo pensaba que aquella mujer había embrujado al rey y le había obligado a casarse con ella con ayuda de su belleza, ni siquiera el profesor le gustaba aquella nueva reina, pero a Griselda no le dio mucha importancia puesto que veía a su padre de nuevo feliz por tener una esposa.
Pasaron los años y Griselda fue creciendo hasta cumplir los 17 años de edad, poseía una gran belleza y bondad, todo el mundo quería a la princesa, bueno no todos, su madrastra, que antes no le daba importancia a la princesa, puesto que era una niña, empezaba a tener celos de ella, parecía cada día que pasaba ella parecía más vieja y Griselda más bella. Ante esto empezó a maquinar un plan para que la joven princesa desapareciese.
Una noche el profesor Grumper que iba a su habitación, vio la puerta de los aposentos de la reina un poco abierta, había luz dentro asique se asomó con cuidado y vio a la reina hablando con uno de sus criados:
-          Mañana por la mañana llevaras a la princesa al bosque para que se entretenga cogiendo flore, y en cuanto estés seguro de que nadie te ve, la matarás y la enterraras. – y dicho esto la reina le dio al criado una bolsa de monedas de oro.
Al ver esto el profesor corrió a avisar al rey, pero luego pensó que este no le creería, ya que estaba muy emocionado con su nueva esposa, asique fue a la habitación de la princesa:
-          Princesa, despertar, despertar no tenemos mucho tiempo. – dijo el profesor mientras preparaba una bolsa con ropa.
-          ¿Qué ocurre profesor? – pregunto Griselda.
-          Me temo que por ahora no os lo puedo decir. – dijo Grumper acelerado.
La princesa no entendía nada, pero confiaba en su maestro y amigo, nunca la traicionaría. Él la había enseñado todo lo que sabe y la había apoyado en momentos difíciles, asique no hizo más preguntas, se vistió y siguió a su maestro. Él la llevo por un pasadizo secreto por el castillo y salieron directamente a los jardines.
Caminaron mucho alejándose del castillo y del pueblo hasta llegar a una montaña, cerca había una cueva, en la que entraron. Dentro había luz de una hoguera y seis hombrecillos sentados alrededor de él. Eran prácticamente igual que el profesor, bajitos, rechonchos…:
-          Grumper no te esperábamos hermano, ¿qué haces aquí y quién esa joven? – pregunto uno de los hombrecillos.
-          Es la princesa Griselda, la hija del rey, desgraciadamente, su madrastra planeaba matarla mañana, asique la he traído para ponerla a salvo. – contesto Grumper.
-          Perdone, profesor ¿quién es esta gente? – pregunto muy interesada Griselda.
-          Son mis hermanos, princesa, somos enanos. – contesto el profesor.
Los enanos eran criaturas que vivían en estas tierras antes que el reino se formase del todo, ellos siete eran los últimos de su especie, decidieron quedarse en la cueva para vivir, porque la gente se había acostumbrado a no creer en ellos y robaban a los soldados de forma sigilosa para poder comer. Pero les interesaba lo que pasaba en el palacio para estar informados, asique Grumper se hizo pasar por un hombre bajito que podía dar clases a la princesa y así poder saber lo que pasaba directamente en el palacio. Griselda le daba pena que una criatura tan maravillosa se hubiese extinguido. Los enanos decidieron que la princesa se podía quedar con ellos puesto que no podía volver a su casa. Ella se encargó de cocinar y recoger con ayuda de su profesor mientras el resto de los enanos se iban hacer sus tareas fuera de la cueva.
Y así, pasaron dos años y la joven era muy hermosa pero había cambiado, puesto que vivir con unos enanos, no es igual que vivir en un palacio lleno de sirvientes. Pero fueron unos dos años muy felices para la princesa, porque los enanos aunque no lo parezca, eran una gran compañía, se trataban de hermanos unos a otros como si fuese una familia. Todas las noches, Griselda miraba su collar con los retratos de sus padres, que los echaba de menos todos los días.
Un día por la mañana, Griselda estaba en la cueva con su maestro esperando la llegada de los demás, pero se estaban retrasando, hasta que llegó uno de ellos con una flecha clavada en el hombro. Resulta que aquella mañana se habían acercado demasiado al pueblo, los soldados los detuvieron, y por decreto de la reina serían ejecutados al día siguiente. El rey estaba completamente triste por la pérdida de su hija, que ya no prestaba atención a lo que tenía que hacer, solo pensaba y se lamentaba por haber perdido a su hija. Desde que ella desapareció misteriosamente, la reina se encargaba de todo el reino. Había subido los impuestos, no era justa, era muy cruel y robaba a los más necesitados.
Griselda no podía permitir aquello, le dijo a su maestro que se quedara con su hermano en la cueva y que le curase, que ella iba a arreglar todo este asunto. Esa noche Griselda volvió al palacio, entrando por el pasadizo por el que escapo dos años antes y fue a los aposentos de su padre para hablar con él, pero unos soldados la cogieron y la apresaron, afortunadamente el rey pasaba por ese mismo pasillo:
-          PADRE, PADRE, SOY YO GRISELDA. – grito la joven. El rey se acercó a ella y le dijo.
-          Mi hija murió hace unos años, tú no te parece a ella. Dijo su padre con una expresión triste.
-          Padre, soy yo mirad. – y sacó su collar con los retratos. El rey le cambio la expresión y le dio un abrazo a su hija con todo su corazón.
-          Hija, mi hija, gracias a dios estás conmigo otra vez, ¿por qué te fuiste. – preguntó el rey entre lágrimas.
Griselda le contó su historia a su padre y después de haberlo hecho, el rey decidió encarcelar a la reina y liberar a los enanos. Trajeron a los dos enanos de la montaña, al profesor y el que estaba herido, que recibió lo mejores tratamientos para su mejora. El rey decidió recompensar a los enanos haciéndoles miembros del consejo real, y así continuo el rey gobernando su país sin reina pero feliz por recuperar a su hija. Unos años después, Griselda se casó con un joven príncipe del que se enamoró en cuanto se conocieron y todos vivieron felices.
Cambios en la adaptación:
El regalo que hace que el rey reconozca a su hija, es un regalo que recibe cuando nace y es un regalo de los criados que adoran a sus reyes.
Los bandoleros no son corrientes, son enanos, criaturas que vivían en esa tierra mucho antes.
Uno de los enanos es el profesor de Griselda.
El rescate de la princesa se realiza antes de que el súbdito de la reina intente matarla, y se hace en el palacio.
La reina contrata a un criado para matar a la princesa.
El padre reconoce a su hija antes de la ejecución de los enanos.
La orden de que los enanos sean ejecutados es de la reina y no del rey.
El rey se dice que se casa de nuevo porque está embrujado.
La princesa no se enamora de ninguno de los “bandoleros” se enamora mucho después.
He querido darle un punto fantástico al cuento, añadiendo a unos pesonajes como enanos que viven en la montaña. Hay una historia anterior al reino de la princesa, que tienen que ver con los enanos

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